Hacer un proyecto de colaboración internacional siempre es un gran reto. Distintas visiones, costumbres muy arraigadas, culturas diferentes etc… Y no es nada fácil unir estas diferencias. El desgaste que supone también es superior. Los viajes, las reuniones a deshoras por el cambio horario etc…
Pero tiene ese “no sé qué” que te engancha.
¿Lo mejor? Cuando te das cuenta que las visiones, las costumbres y las culturas se mezclan para crear un concepto nuevo. Aprendes de nueva gente, de nuevos sitios y de nuevas experiencias
El resultado siempre es más emocionante ya que en su proceso ha habido más trabajo y más sentimiento.
Hoy estamos trabajando en un proyecto para Brasil, en Praia do Futuro y podemos decir que de nuevo, estamos reviviendo estas emociones.